martes, 1 de junio de 2010

Los Poncio Pilato del Parlamento Español.

Estimado Diputado del Congreso Español:

Te escribo para mandarte dos fotos. La del feto Aido, con seguridad visual “ser humano”, y del aborto Aido, fotografía real del resultado de un aborto con las semanas del bebé Aido.

Esta noche cuando el silencio irrumpa en tu conciencia, recréalas en tu mente y con sinceridad ante ti mismo y tu conciencia humana, adhiérete sin que te tiemble el corazón, la mente y el alma al voto positivo al aborto.

Escucha al sanedrín de tu partido reclamar, bajo pena de excomunión, la disciplina de voto. Escúchale reclamando y gritando: “crucifícalos, abórtalos, mátalos.” Luego, garbanceramente, pesebreramente, somete tu conciencia, tu libertad y tu dignidad humana, lavándote las manos porque no encuentras culpa en ellos vota aborto sin revelarte.

Porqué te apodera del poder y sabiduría creadora de Dios. Porqué decides los días y las semanas del aborto, como si el feto no tuviera desde el mismo momento de la concepción o fecundación hasta el segundo antes del nacimiento los mismos derechos civiles, los reconocidos por la Constitución, reflejo de la misma ley natural, y solo cambiara en sus manifestaciones y su aspecto biológico.

Ningún Juez, ningún Tribunal Constitucional, puede justificar ni legalizar legítimamente ningún aborto porque ninguna ley positiva, civil o religiosa, puede ser superior a la ley natural, y en definitiva a la ley divina.

Según vuestra visión de la naturaleza podríais legalizar y convertir en derecho el aborto hasta un segundo antes del nacimiento. Y en esta elección voluntarista del tiempo permitido está su falacia legal ante cualquier conciencia recta de cualquier persona o juez.

Desde que hay fotos y videos de los abortos y de Internet los abortistas pierden terreno pues la verdad biológica se impone sobre los intereses egoístas o partidistas de las panzadas mentes infrahumanas.

El voto no es señor Presidente de la Cámara del Partido, ni siquiera del Diputado elegido y electo, es del pueblo que le votó para que lo administrara y le pedirá cuenta de ello.

De qué te sirve seguir en tu escaño, panzudamente, si pierde tu dignidad y tu conciencia personal. De qué te sirve si has dejado de ser hombre y te has convertido en muñeco de partido.

Sólo diez o quince diputados, que ya por ser hombres de buena voluntad, de conciencia y valores rectos o de sentido cristiano de la vida, votaran en contra, abortarían la ley del aborto.

Si realmente en tu conciencia estás contra el aborto, no sigas revolcándote en el pesebre de tu escaño. No vale la pena. Tú vales más.

Si realmente en tu conciencia crees positiva la ley del aborto vota en conciencia y que Dios te lo demande.

Viernes Santo 2010

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